Recibir un masaje siempre es muy apetecible, pero dejar nuestra espalda en manos de alguien no profesional conlleva una serie de riesgos. Desde hace unos años, en nuestro país, es común encontrar durante el verano a personal sin cualificación que se forecen a dar masajes relajantes en lugares públicos como playas, piscinas o jardines.
Mientras que un masaje terapéutico debe ser estrictamente tratado por un fisioterapeuta, el relajante puede realizarlo otro tipo de personal al no estar tratando una determinada patología. El problema es que algunas personas que se someten a estos masajes desconocen que sufren alguna lesión y, ponerse en manos de no profesionales, puede provocar problemas musculares o articulares o agravar los que ya se tenían.
Por ello, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla- La Mancha ( Coficam) alerta de los principales riesgos de contratar estos masajes ambulantes en determinados lugares como playas o piscinas:
– En este tipo de terrenos, no se llevan a cabo las normas de higiene que los profesionales cualificados siguen a diario en los centros de masajes y en las clínicas de fisioterapia, como cambiar el papel o la sábana sobre la que se tumban los pacientes o limpiarse las manos de manera adecuada con productos desinfectantes.
– Debido a esta falta de higiene, algunas personas pueden terminar sufriendo incluso infecciones en la piel, dado que estos masajistas pueden tratar a multitud de personas en un mismo día, cada una en determinadas zonas del cuerpo. Esto puede acabar provocando que las bacterias pasen de unos a otros causando infecciones, ya que han podido estar en contacto con problemas cutáneos, como hongos.
– Estos masajes se suelen dar con mucha intensidad, al disponer de un tiempo limitado con el fin de comenzar cuanto antes con el próximo cliente. Por tanto, esta intensidad de una duración máxima de 20 minutos puede llegar a provocar que se cree una presión inadecuada en personas con alguna lesión anterior.
– Este tipo de masajes deben darse en una camilla adecuada con una altura y postura correctas, con el paciente colocado boca abajo y la cara reclinada. Sin embargo, éstos se ofrecen sobre terreno inestable como la toalla del propio cliente o sobre una superficie ondulada, pudiendo causar ciertas molestias o sensibilidad en los músculos debido a la postura que esas superficies nos obligan a adoptar, lo que puede generar daños musculares o graves lesiones.
– Aunque estos masajes se oferten como relajantes y no terapéuticos, en la mayoría de los casos los masajistas no tienen ningún tipo de formación ni titulación al respecto. Por ello, aunque en principio no traten lesiones, nos pueden provocar daños al no disponer de conocimientos específicos con respecto al tema. Resulta fundamental conocer si el cliente tiene algún tipo de lesión previa o alguna zona del cuerpo que no sea recomendable manipular.
Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla- La Mancha (Coficam) afirman que «estos masajes ambulantes tienen consecuencias aún más perjudiciales al aplicarse sobre una piel sensible por la fuerte exposición al sol, encontrándose deshidratada y más sensible a las agresiones y lesiones».